Nunca te pude decir... que nuestro labios bailaban feliz al rozar la certeza de amarnos sin medida. Que mi amor fue más de una eternidad tuyo aunque, ahora, los sienta solo de veinticuatro horas.
Mi amor, nunca te pude decir que me enamoré, pérdida mente en el primer instante que te vi. Quizá te parecerá extraño, pero tus labios fueron míos desde antes de encontrarnos. Por otro lado, en este instante recuerdo que mis ganas de poseerte sobre pasan las noches tristes en tu ausencia...
Mi cielo. Mi infierno. Mi lúgubre manía de vivir aun te espero.